sábado, 25 de febrero de 2012

Breve escrito sobre el tiempo ( Poemática)


Ey vos!
de que esta hecho el tiempo?
carne congelada?
...y el polvo de cenizas?
pero de tan congelada ya no es mas que el contorno de lo no- sensible  que quema hasta mas no poder.
y el limite no se ve, ni se siente,
esta ahi.Congelando tu carne, mi carne,
y de esto estamos hechos. Y de cenizas
que es polvo y es tiempo y lo congelado.
Lo estatico en si, transita quemando el frio de nuestro yo
y,
somos el juego de ese contorno.
Cristales de solido fuego frio que nos marca el compas y
hasta donde podemos estirar los pies ?
porque...
hasta ahí !! mas no
.
pues ya tu palma toca el fuego ese de frios
que nos son agujas para asi calmar el momento.

Pero no,
no supongamos agujas sino percibir hasta el tuétano
( cuando uno quiere ser) ,percibir delante de nosotros y a los costados,
arriba.
y abajo.
esa carne congelada, ese polvo de cenizas.
....  
que cuando hablo de ser me refiero a eso de estar en acción, 
movimiento constante.
no hay , de otra manera, ser sin hacer.
Y se hace cuando se siente el polvo y  la carne fria del fuego,
las agujas y el instante y la manera
y las cenizas, el movimiento, los costados y el tuétano 
en las pupilas rojas, amarillas,
los callos.

ahora ya


fue siendo poco a poco
un iris contagiosamente humedo
humeda tu lengua en la sombra
humedo tu celo en mi.

ahora ya
desnude tu cuerpo con besos
de pestañas
de liquiida hiedra
de hilo sisal 

ahora ya
con uñas blandas y 
piel seca.
sino te mata esto somos piedra
somos unos cuantos lunes. de cenizas
de clavos, corchos
aburridos suspiros.

con mochila al hombro
con conciencia inevitable
o devenir furtivo.

viernes, 24 de febrero de 2012

a Luis Alberto


Es nada, lo que no existe no es. Es: es ser él cuándo el ser es.
Es verbo, y no sujeto. Es aire y sonido, accionar, chasquido de piedras, chispa de sol, fuego de agujas.
Tú te preguntas. Muy bien, claro. Desde que momento se rompe, se florece y se es. No la tienes la respuesta. Es frío como el silencio tu esperar. Gas oliendo a sangre que asfixia tus neuronas, y es que te nubla  los ojos la idea, tal.
¡Tú!  El niño fue. ¿Fue lo que el niño era? ¿Y lo que fue el niño, es expansible a tu figura? Hombre arrogado a las sombras de la oficina. Del yo y el mí mismo. El desdoblamiento, desgajo del ser. Su incompletitud. Inciertas transformas de sensaciones palpitantes, paralelas y a la vez A- temporales. ¿El yo se demuestra  en la exposición del ser a los otros? ¿es?  ¿Nace y muere en cada una de esas recreaciones?
Hombre de las sombras callantes que atisba  lo que el niño fue. ¿Que ha sido de aquel?
Son lo mismo. ¿Puedes respirar su aire, hombre? ¿Puedes consolar algo de lo que el niño sintió?  ¿Sabes- con un saber del recuerdo o de las sensaciones- como dolió cuando te caíste por primera vez de la bicicleta en el patio de tía Esther, no recuerdas en él floreciendo todos los dolores que fueron y serán de ti? No lo pierdas. La sal del chocolate, tus dedos laten la yema de su encanto.  Vuelve allí, ahora. A través de ese puente amarillo, azul transparente la nube de corales unicornios. Virgen cenicienta no te vayas en arrugas té con leche de un recuerdo.
Porque un día los ojos serán  las puertas del universo. Tan inmenso, tan, pero tan como el corazón de un higo, esos de la higuera de la casa de tu primo. Así será nuestro universo un buen día, un dulce higo. Y la miel nuestra catarata para respirar su tierno aroma. El de su boca esa pecera, cuando estalla en cardúmenes fulgurantes de fuxia respirar. De tu lengua que se hace mil centellas y cosquillas en la mía, tu boca.

Sigo buscando.


Ando buscando la palabra,
como un sendero, camino de tierra firme
ando y buscando estoy. Como un ejercicio
del ser. Palabra única.


Soy aquella marca de pies descalzos que bulle
profundo descalzos anderes
única es mi búsqueda entre tantas
otras únicas  que se pierden en el viento recio
que no quiere menguar

y hace bocanadas de  ceniza desoladas
 silencios asesinos, como tal otro
martirio que a mi voz hace callar

mi búsqueda y la palabra, no es
mas que una certeza que
inconclusa morirá
y silencio que dice sin palabra
que se hace y nace de su pulso.
un ser que es propio a manera
de Artilugio.

Su pulso.
su pulso cavilante es
ritmo dromedario en un desierto caminante
en un instante de insurgencia.

{:´



Fue un viento de mil bocanadas rojas, lenguas de fuego.
 Pétalos de  libertad nadaban hacia delante buscando.
Tenían forma de signos, de
 espirales al cielo encendido, de
 mundos florecientes.

Eran círculos abiertos,
cada mundo en el  ala de una mariposa, en
el canto de un pájaro, en la sonrisa de un niño.

Las cuerdas que hicieron sonidos abiertos,
o mejor todavía,
 que hicieron sonidos que abrían,
que rajaban lo uniforme y cerrado,
convertían lo seco en húmedo y lo liso fue
una piel de pan rallado y la lagrima con gusto a sal
 fue ola de caramelo y pantomima de payaso,
y mil globos de colores para un niño triste.

¿Pero cuando se cristalizo la nube azucarada,
 cuando fue piedra le idea voladora?
No lo sabe.

Quizás cuando la abeja no fue más que una obrera que recolecto el polen para hacer la miel. La miel de sus días, la miel con gusto a vida que chupan los otros.
Ya no florece en él, ya no.
Perdió el deseo de ser flor, de dar vida con aroma a jazmín.

otro escrito, de a poco van llegando....


Tu voz

Del hilo tibio de su voz acaecía  un ovillo
de entre tantas nubes de pie con preferencia
por lo predecible
ese hilo me fue guía en la perdida de tiempo
y la ganancia de belleza
ese hilo lo usaba  para/ cuando
se coagulaba la situación cotidiana.

Crear el vitreaux de esa realidad de nubes de pie
apoyado en la vida  responsable
con el hilo desgajaba situaciones
oponía diferentes dimensiones a una misma paleta
y encontraba semicuadros, mundos recortados
pequeñas pompas de jabón con la que adornaba
tu voz, mi escenario.

algunas cosas...



“Algo mas sobre el charquito y la arcilla”

Con barro de mi charquito
con sangre de mi repisa y
Aire de un humo cansado de ser.
Vomité arcilla
que
después  de tanto hablarle y acariciarla
cedió
se dejo amar y fue mía.

Es que con eso que me dijo de los escalpelos,
la tendí sobre el piso
como mas le gusta
y fue ahí que nos susurramos la melodía de esta estatua.
Hermosa!
es como… 
Y esa estatua fue un antílope áspero
de dos grandes cuernos
con ojos de vidriosa expresión
tierna carne, sedosa
esperando parsimoniosa la muerte.
Si,
iba a morir desgarrada
mordisqueada en la asfixia
pulsión del petulante felino.
Ahora se la ve
como un trapo o bolsa arpillera
bella y rasguñada.
Dulcemente la deshago, trago vino y
volvemos a ser la misma entidad.